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El mundo entero está cargado de jóvenes carcamales. Los viejos con mentes osificadas son fáciles de tratar. Pero los hombres que parecen jóvenes, actúan como jóvenes y siempre insisten en el hecho de que son jóvenes, pero que sin embargo piensan y actúan con un grado de precaución que sería excesivo en sus abuelos, son las maldiciones del mundo.