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Gravar es un asunto fácil. Cualquier proyectista puede idear nuevas imposiciones; cualquier chapucero puede añadir más a las antiguas; pero ¿es del todo sensato no poner más límites a tus imposiciones que la paciencia de quienes han de soportarlas?
Gravar es un asunto fácil. Cualquier proyectista puede idear nuevas imposiciones; cualquier chapucero puede añadir más a las antiguas; pero ¿es del todo sensato no poner más límites a tus imposiciones que la paciencia de quienes han de soportarlas?