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Nuestros abuelos tenían menos vivienda, comida y ropa que nosotros. Los esfuerzos con los que ellos mejoraron su suerte son también los que nos privaron de las palomas [pasajeras]. Quizás ahora nos afligimos porque no estamos seguros, en nuestros corazones, de haber ganado con el intercambio. Los artilugios de la industria nos traen más comodidades que las palomas, pero ¿añaden tanto a la gloria de la primavera?