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Cuando escribo lo que los editores llaman "fantasía", me inscribo en lo que considero la tradición más importante de la ficción: desde Homero hasta Shakespeare y Milton, los temas más importantes que hay que abordar son los del ámbito mitopoético, relatos sobre el cuerpo y la mente vistos a través de un temperamento y un cosmos divorciados de la realidad actual para que lo que se dice pueda ser más claro.