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¡Qué grande es el camino propio del Sabio! Como el agua que se desborda, envía y nutre todas las cosas, y se eleva hasta la altura del cielo. Su grandeza es completa. Abarca las trescientas reglas de las ceremonias y las tres mil reglas del comportamiento. Espera al hombre adecuado, y entonces es hollada. De ahí que se diga: "Sólo mediante la virtud perfecta puede hacerse realidad el camino perfecto, en todos sus cursos".