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Ellos [los persas] acostumbran a deliberar sobre asuntos de suma importancia cuando están calientes por el vino; pero cualquier cosa que decidan en esta situación se les vuelve a proponer al día siguiente, en sus momentos más fríos, por la persona en cuya casa se habían reunido antes. Si en ese momento también cuenta con su aprobación, se ejecuta; de lo contrario, se rechaza. Cualquier cosa que discutan cuando están sobrios, siempre se examina por segunda vez después de haber bebido.