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En un mundo de peligros y pruebas, la paz es nuestra aspiración más profunda, y cuando llegue la paz convertiremos gustosamente no nuestras espadas en rejas de arado, sino nuestras bombas en reactores pacíficos, y nuestros aviones en naves espaciales. "Perseguid la paz", nos dice la Biblia, y la perseguiremos con todo el esfuerzo y toda la energía que poseemos. Pero es un hecho desafortunado que sólo podemos asegurar la paz preparándonos para la guerra.