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Creo en una América en la que los derechos que he descrito sean disfrutados por todos, independientemente de su raza o su credo o su origen nacional - donde cada ciudadano sea libre de pensar y hablar como le plazca y escribir y rendir culto como le plazca - y donde cada ciudadano sea libre de votar como le plazca, sin instrucciones de nadie, de su patrón, del líder de su sindicato o de su clérigo.