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  • Hay televisores en todas las casas, en todos los restaurantes, en todas las habitaciones de hotel, en todos los centros comerciales... y ahora hasta son lo bastante pequeños para llevarlos en el bolsillo como rosarios electrónicos. Forma parte indiscutible de la vida cotidiana. Arrodillados ante el Dios de los rayos catódicos, con nuestra concordancia de la guía de televisión en la mano, mantenemos la ilusión de elección cambiando de canal (capítulos y versículos). No importa lo que parpadee en la pantalla; lo importante es que el televisor siga encendido.