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Cada individuo compone la música de su propia vida. Si hiere a otro, provoca desarmonía. Cuando su esfera es perturbada, él mismo es perturbado, y hay una discordia en la melodía de su vida. Si puede avivar el sentimiento de alegría o gratitud de otro, con ello añade algo a su propia vida; con ello se vuelve él mismo mucho más vivo. Sea consciente de ello o no, su pensamiento se ve afectado para mejor por la alegría o la gratitud de otro, y su poder y vitalidad aumentan con ello, y la música de su vida crece más en armonía.