Autores:
  • Cuando evaluamos lo correcto o incorrecto de las acciones o el comportamiento, debemos preguntarnos si ese comportamiento nos edificará -edificará- a nosotros mismos o a otra persona, o si nos destruirá. La cuestión no es lo que podemos hacer, sino lo que es sano y edificante. Cuando todo está dicho y hecho, ¿estamos edificados espiritualmente? ¿Hemos sido edificados y fortalecidos en nuestra relación con el Señor o con nuestro cónyuge, o hemos sido debilitados? ¿Salimos animados o desanimados, confiados o llenos de un sentimiento de culpa o vergüenza? ¿Está limpia nuestra conciencia?

    Myles Munroe (2005). "El propósito y el poder del amor y el matrimonio", p.233, Destiny Image Publishers.