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No hay manera de influir tan poderosamente en los hombres como por medio de las mujeres. Por lo tanto, éstas deben ser nuestro principal estudio; debemos insinuarnos en su buena opinión, darles indicios de emancipación de la tiranía de la opinión pública, y de defenderse por sí mismas; será un inmenso alivio para sus mentes esclavizadas liberarse de cualquier vínculo de restricción, y las encenderá aún más, y hará que trabajen para nosotros con celo, sin saber que lo hacen; porque sólo estarán complaciendo su propio deseo de admiración personal.