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  • Una mujer que emite un ruido tan repugnante y deprimente no tiene derecho a estar en ningún sitio, ni a vivir. Recuerda que eres un ser humano con alma y el don divino del habla articulada, que tu lengua materna es la lengua de Shakespeare y Milton y La Biblia. No te quedes ahí canturreando como una paloma biliosa.