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¡Qué poco de todo lo que soportan los corazones humanos, Esa parte que las leyes o los reyes pueden causar o curar! Aún a nosotros mismos en cada lugar consignado, Nuestra propia felicidad hacemos o encontramos. Con curso secreto, que ninguna fuerte tormenta molesta, Se desliza la suave corriente de la alegría doméstica.