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  • En el Vía Crucis, como veis, hijos míos, sólo el primer paso es doloroso. Nuestra mayor cruz es el miedo a las cruces. . . No tenemos el valor de llevar nuestra cruz, y estamos muy equivocados; porque, hagamos lo que hagamos, la cruz nos sujeta fuertemente - no podemos escapar de ella. ¿Qué podemos perder? ¿Por qué no amar nuestras cruces y aprovecharlas para que nos lleven al cielo?