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Nuestro primer deber es no odiarnos a nosotros mismos, porque para avanzar debemos tener fe primero en nosotros mismos y luego en Dios. Quien no tiene fe en sí mismo nunca podrá tener fe en Dios.
Nuestro primer deber es no odiarnos a nosotros mismos, porque para avanzar debemos tener fe primero en nosotros mismos y luego en Dios. Quien no tiene fe en sí mismo nunca podrá tener fe en Dios.