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Cuando las largas y barnizadas yemas de las hayas apuntan más allá de su alcance, y bronceadas por los soles de verano las hojas de la brillante brionía se vuelven de bronce, y el hilo de araña flota brillante y húmedo de los árboles que son su propia puesta de sol, primavera, verano, otoño vengo aquí, ¿y qué hay que temer? Y, sin embargo, nunca pierdo la sensación de que alguien más detrás está robando O bien delante ha desaparecido; Aunque nada he visto u oído, Me hace todavía caminar bajo estas ramas Con paso cauteloso como en una casa encantada.