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  • El verano es pródigo en alegría. La hierba se llena de insectos encantados a mi paso, y multitudes de saltamontes a cada zancada saltan en todas direcciones con la felicidad como guía; y de mis pies que rozan las polillas huyen a lugares más seguros para continuar su juego. Parten en tropel. Me maravilla, y mucho, ver tales mundos de insectos en el camino, Y más ver cada cosa, por pequeña que sea, Compartiendo la alegría de la generosidad que pertenece a todos. Y aquí recojo, por el mundo olvidado, Cosechas de consuelo de su feliz humor, Sintiendo que la bendición de Dios habita en cada lugar Y nada vive sino le debe gratitud.