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Al presionarme para desarrollar un gran juego, tenía menos presión para ganar. Hoy en día, les digo a los niños que, tal y como yo crecí, no se trataba de ganar. Se trataba de jugar bien, de jugar de la manera "correcta". Ese enfoque me ayudó a disfrutar del juego y a desarrollar el mío al máximo.