-
Nuestro error fue escribir grandes óperas interminables, que tenían que llenar toda una velada. Y ahora llega alguien con una ópera de uno o dos actos sin todas esas pomposas tonterías: fue una feliz reforma.
Nuestro error fue escribir grandes óperas interminables, que tenían que llenar toda una velada. Y ahora llega alguien con una ópera de uno o dos actos sin todas esas pomposas tonterías: fue una feliz reforma.