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Un lugar pertenece para siempre a quien lo reclama con más fuerza, lo recuerda con más obsesión, lo arranca de sí mismo, le da forma, lo rinde, lo ama tan radicalmente que lo rehace a su propia imagen.
Un lugar pertenece para siempre a quien lo reclama con más fuerza, lo recuerda con más obsesión, lo arranca de sí mismo, le da forma, lo rinde, lo ama tan radicalmente que lo rehace a su propia imagen.