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  • Aunque el optimista pueda sentir un poco de vértigo al prever el futuro, diciéndose a sí mismo que al final todo saldrá bien cuando no siempre es así, su actitud es más fructífera ya que, con la esperanza de emprender cien proyectos, seguidos de una acción diligente, el optimista acabará completando cincuenta. Por el contrario, al limitarse a emprender sólo diez, el pesimista podría completar cinco en el mejor de los casos y a menudo menos, ya que dedicará poca energía a una tarea que considera condenada desde el principio.

    Matthieu Ricard (2011). “The Art of Happiness: A Guide to Developing Life's Most Important Skill”, p.173, Atlantic Books Ltd