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No era mi destino, seguía pensando que lo sería, esperando que sucediera, pero nunca sucedió, y no me importaba lo que pensara la gente... Sólo los viejos aburridos me preguntaban. Y cuando decían: '¿Qué? ¿No tienes hijos? Bueno, será mejor que te pongas a ello, vieja', yo decía '¡No! ¡Que te jodan!'.