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Encorvado por el peso de los siglos, se apoya en su azada y mira al suelo, con el vacío de los siglos en el rostro y la carga del mundo a la espalda.
Encorvado por el peso de los siglos, se apoya en su azada y mira al suelo, con el vacío de los siglos en el rostro y la carga del mundo a la espalda.