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  • Con respecto a Dios, la paciencia es una sumisión a Su soberanía. Soportar una prueba, simplemente porque no podemos evitarla o resistirla, no es paciencia cristiana. Pero someterse humildemente porque es la voluntad de Dios infligir la prueba, callar porque la soberanía de Dios lo ordena - es la verdadera paciencia piadosa.