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¡Oh Dios! grité, y "¡Oh Dios! Una y otra vez; porque allí ante mis ojos -pálido y tembloroso, y medio desmayado, y tanteando ante él con las manos, como un hombre restablecido de la muerte- estaba Henry Jekyll."
¡Oh Dios! grité, y "¡Oh Dios! Una y otra vez; porque allí ante mis ojos -pálido y tembloroso, y medio desmayado, y tanteando ante él con las manos, como un hombre restablecido de la muerte- estaba Henry Jekyll."