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Porque un Hombre no puede creer en un Milagro sin confiar en el Sentido, ni en la Transubstanciación sin renunciar a ella. De modo que nunca estuvieron dos cosas tan mal unidas como la Doctrina del Cristianismo y la de la Transubstanciación, porque se trazan varios caminos, y están listas para estrangularse mutuamente: Porque la principal Evidencia de la Doctrina Cristiana, que son los Milagros, se resuelve en la certeza del Sentido, pero esta Evidencia es clara y a quemarropa contra la Transubstanciación.