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  • Shinjuku tenía algo intrínsecamente triste. Una oquedad vacía que ninguna cantidad de neón podía ocultar. Roppongi era igual, sólo que allí la tristeza era más antigua y más occidental. Todo ese movimiento para tan poco propósito. Un millón de extraños buscando una cura para la oscuridad de sus ojos en el vacío entre las piernas de otros.

    Jon Courtenay Grimwood (2017). "End Of The World Blues", p.92, Hachette UK.