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Mi muy buen amigo, Rahm Emanuel, me dejó muy claro en varias ocasiones que yo no era, entre comillas, un jugador de equipo; que no era... que no tenía futuro.
Mi muy buen amigo, Rahm Emanuel, me dejó muy claro en varias ocasiones que yo no era, entre comillas, un jugador de equipo; que no era... que no tenía futuro.