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  • Las conversaciones son como bailes. Dos personas se mueven al mismo ritmo sin esfuerzo, normalmente anticipando el siguiente movimiento de la otra. Si uno de los bailarines se mueve en una dirección inesperada, el otro suele adaptarse y aprovechar el nuevo enfoque. Al igual que en el baile, a menudo es difícil saber quién lleva la iniciativa y quién la sigue, ya que las dos personas se influyen mutuamente. Y una vez que empieza el baile, es casi imposible que una persona dicte por sí sola el movimiento de la pareja.