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El primer cuidado de todo cristiano debe ser dejar de lado toda confianza en las obras, y fortalecer cada vez más su fe sola, y por ella crecer en el conocimiento, no de las obras, sino de Cristo Jesús, que ha sufrido y resucitado por él.
El primer cuidado de todo cristiano debe ser dejar de lado toda confianza en las obras, y fortalecer cada vez más su fe sola, y por ella crecer en el conocimiento, no de las obras, sino de Cristo Jesús, que ha sufrido y resucitado por él.