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Repasa todas tus experiencias. Piensa en cómo el Señor te ha guiado por el desierto y te ha alimentado y vestido cada día. Cómo Dios ha soportado tus malos modales, y ha soportado todas tus murmuraciones y todos tus anhelos de los "placeres sensuales de Egipto". Piensa en cómo te ha bastado la gracia del Señor en todas tus tribulaciones.