-
Cuando el demonio quiere ofender la verdadera doctrina y la fe, no lo hace por medio de personas insignificantes, que no gozan de gran prestigio en el mundo, sino por medio de los mejores, los más sabios, los más santos y los más doctos.
Cuando el demonio quiere ofender la verdadera doctrina y la fe, no lo hace por medio de personas insignificantes, que no gozan de gran prestigio en el mundo, sino por medio de los mejores, los más sabios, los más santos y los más doctos.