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  • El cristiano seguramente tendrá enemigos. Uno de sus objetivos será no tener ninguno; pero si el hacer lo que es correcto y creer lo que es verdad le hace perder a todos los amigos terrenales, lo considerará una pequeña pérdida, ya que su gran Amigo en el cielo será aún más amistoso y se revelará a él con más gracia que nunca.