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Muy poca gente se da cuenta de que el sexo es un acto psíquico y no físico. El torpe acoplamiento de los seres humanos no es más que una paráfrasis biológica de esta verdad: un método primitivo de presentar las mentes entre sí, de comprometerlas. Pero la mayoría de la gente se queda atascada en el aspecto físico, inconsciente de la compenetración poética que tan torpemente intenta enseñar.