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  • En la escuela, cualquier acto espontáneo me metía en problemas. Aprendí a no actuar nunca por impulso y a rechazar lo primero que se me ocurriera en favor de ideas mejores. Aprendí que mi imaginación no era lo bastante "buena". Aprendí que la primera idea era insatisfactoria porque era (1) psicótica; (2) obscena; (3) poco original. La verdad es que las mejores ideas suelen ser psicóticas, obscenas y poco originales.

    Keith Johnstone (2017). “Impro: Improvisation and the Theatre”, p.82, Bloomsbury Publishing