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Junto con todo lo demás, sé que hay una belleza en la humanidad. Una belleza que ni la fealdad, ni la violencia, ni el odio, ni el mal podrán borrar por completo. También he aprendido que hay una majestuosidad en la humanidad. Es una majestuosidad que ninguna enfermedad, ningún sufrimiento, ninguna necesidad o carencia, ninguna pobreza y ningún dolor podrán jamás
subyugar.