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  • Pero en realidad es condescendiente y paternalista no burlarse de alguien porque es viejo o estúpido o lisiado u obeso mórbido. Los tullidos no quieren tu compasión. Sólo quieren que les trates como a los demás. La burla, cuando se hace sin prejuicios ni discreción, puede ser una forma de respeto. Es lo más cerca que estaremos nunca de la verdadera igualdad.

    Paul Neilan (2007). “Apathy and Other Small Victories: A Novel”, p.53, Macmillan