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Allí, no era más que una confederación de átomos en forma de secretaria, luchando contra la inevitabilidad de la mediocridad y la decadencia. Pero aquí, en el Juliaverso... la energía nunca se perdía, simplemente se convertía de una forma a otra. Aquí, tomaba mantequilla y nata y carne y huevos y hacía delicioso sustento.