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  • A menudo nos preguntamos por qué Dios da y quita, constriñe y expande. Lo que olvidamos es que el ser humano entiende las cosas por sus opuestos. Sin oscuridad, no podemos entender la luz. Sin penurias, no *experimentaríamos* la facilidad. Sin la existencia de privaciones y pérdidas, no podríamos comprender la necesidad de la gratitud ni la virtud de la paciencia. Y sin la separación, no saborearíamos la dulzura del reencuentro. Gloria al que da, incluso cuando quita.