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  • Si cada uno de los presentes en esta sala se propusiera que, dondequiera que esté y siempre que pueda, tratará de ser un poco más amable de lo necesario, el mundo sería realmente un lugar mejor. Y si lo hicieran, si actuaran un poco más amablemente de lo necesario, alguien, en algún lugar, algún día, podría reconocer en ustedes, en cada uno de ustedes, el rostro de Dios.