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Cada vez más, me siento arrastrado a regañadientes hacia una fuerte corriente horizontal, que es un lugar donde el tiempo se mueve a una velocidad tan alta, que incluso nuestra respiración se ve obligada a acelerarse sólo para que los seres humanos podamos sobrevivir. Y siempre he creído que es en nuestra lenta exhalación donde reside el sentido de esta profunda energía espiritual. En un mundo que se mueve tan rápido, con el crecimiento de la tecnología y la información, de alguna manera me siento inclinado a moverme contra esta corriente, en busca de lo que podría significar estar conectado no sólo espiritualmente, sino también verticalmente.