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  • Pero las consecuencias de la adhesión incondicional y acrítica de los cristianos a la política han sido, EN EFECTO, reducir la fe cristiana a una ideología política y las diversas confesiones cristianas y organizaciones paraeclesiásticas a grupos de intereses especiales. El compromiso político de los diversos grupos cristianos es ciertamente legal, pero de formas sin duda involuntarias, también ha sido contraproducente para los fines a los que aspiran.