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Ir a un bar o a un billar no significa que seas un borracho, igual que sentarse en un gallinero no te convierte en gallina. Lo mismo ocurre en el entorno opuesto. Sentarse en el edificio de una iglesia no te convierte en un seguidor de Cristo.
Ir a un bar o a un billar no significa que seas un borracho, igual que sentarse en un gallinero no te convierte en gallina. Lo mismo ocurre en el entorno opuesto. Sentarse en el edificio de una iglesia no te convierte en un seguidor de Cristo.