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Uno no puede prescribir libros, ni siquiera los mejores libros, a la gente a menos que conozca bastante a cada persona en particular. Si un hombre es aficionado a la lectura, creo que debería abrir su mente a algún hombre mayor que le conozca a él y a su vida, y seguir su consejo en la materia y, sobre todo, discutir con él los primeros libros que le interesen.