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He aprendido que siempre que decido algo con el corazón abierto, suelo tomar la decisión correcta. He aprendido que incluso cuando tengo dolores, no tengo por qué serlo. He aprendido que todos los días hay que tender la mano y tocar a alguien. A la gente le encanta un abrazo cálido, o simplemente una palmadita amistosa en la espalda. He aprendido que aún me queda mucho por aprender.