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No hay otra posibilidad de tener certeza sobre la propia vida que el abandono de sí mismo, en un crescendo continuo, en manos de un amor que parece crecer sin cesar porque tiene su origen en Dios.
No hay otra posibilidad de tener certeza sobre la propia vida que el abandono de sí mismo, en un crescendo continuo, en manos de un amor que parece crecer sin cesar porque tiene su origen en Dios.