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Puedes abrirte a Dios a través del sexo. Aprendiendo a abrir tu corazón y tu cuerpo, abrazando y confiando en todas las energías, desde el áspero desvarío hasta la sublime dulzura, puedes abrirte a ser vivido por el misterio que vive todo el universo. Puedes abrirte a ser vivido por el amor sin límites, de modo que estés vivo como el amor, ofreciendo los dones más profundos de tu corazón espontáneamente y sin vacilar, en cada momento, en el trabajo, con tu familia y amigos, así como en la cama con tu amante.