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  • Jesús no es de piedra. Se conmueve de felicidad cada vez que ve que aprecias lo que Él ha hecho por ti. Agarra Su mano traspasada y dile: "Te doy gracias, Salvador , porque has muerto por mí". Agradécele igualmente por todas las demás bendiciones que ha derramado sobre ti día tras día.

    "Prayer".