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El día en que un francés pasa de la formalidad del vous a la familiaridad del tu es un día para tomárselo en serio. Es una señal inequívoca de que ha decidido -después de semanas, meses o a veces años- que le gustas. Sería chulesco y antipático por tu parte no devolverle el cumplido. Y así, justo cuando por fin te sientes cómoda con el vous y todos los plurales que lo acompañan, te metes de lleno en el singular mundo del tu.